Cultivar arándanos en casa es mucho más fácil de lo que parece, y lo mejor es que una vez que tus plantas están establecidas, pueden producir fruta durante décadas.
Con un poco de cuidado, podés disfrutar de arándanos frescos, dulces y llenos de antioxidantes sin volver a comprarlos nunca más.

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Elección de la planta y el lugar ideal
Si bien los arándanos se pueden cultivar desde semillas, la forma más práctica es comprando un arbusto joven en un vivero.
Elegí una planta de al menos dos años y asegurate de que la variedad sea adecuada para tu clima.
Los arándanos necesitan buena iluminación, por lo que el lugar ideal es una terraza o balcón con sol directo durante unas horas al día, pero protegido de los vientos fuertes.
Preparación del sustrato
El punto clave para tener éxito con los arándanos es el suelo: necesitan una tierra ácida con pH entre 4.5 y 5.5.
Podés preparar una mezcla casera con:
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50% de turba
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30% de tierra negra
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20% de perlita o corteza de pino triturada
También podés añadir un poco de compost para mejorar la estructura del suelo.
El recipiente debe ser profundo, de al menos 30 cm, ya que los arándanos tienen raíces fibrosas que se expanden hacia los costados.
Cómo plantar los arándanos
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Llená la maceta con el sustrato preparado, dejando unos 5 cm libres en la parte superior.
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Colocá la planta en el centro y cubrí las raíces suavemente, sin presionar demasiado.
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Regá con abundante agua para asentar la tierra.
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Agregá una capa de corteza o aserrín para mantener la humedad y evitar malezas.
Cuidados esenciales para una cosecha abundante
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Riego: Los arándanos necesitan un suelo constantemente húmedo, pero sin encharcar. Usá agua sin cloro (puede ser de lluvia o reposada).
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Fertilización: Aplicá un fertilizante para plantas acidófilas o uno casero a base de café molido, cáscaras de huevo trituradas y cáscaras de banana.
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Poda: Cada año, podá las ramas más viejas y débiles para estimular un nuevo crecimiento.
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Luz: Colocá la maceta en un sitio con al menos 5 horas diarias de sol.
Cómo multiplicar los arándanos
Una de las grandes ventajas del arándano es que podés reproducirlo fácilmente:
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Cortá una ramita joven de unos 10 a 15 cm de largo.
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Retirá las hojas inferiores y colocala en un vaso con agua o directamente en una maceta con turba húmeda.
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En unas semanas, aparecerán raíces.
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Trasplantá a una maceta definitiva y cuidala igual que la planta madre.
Con este método, podés tener nuevas plantas cada año y producir arándanos de forma continua.
Trucos para mejorar la producción
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Plantar más de una variedad mejora la polinización y aumenta la cantidad de frutos.
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Mantené el suelo siempre ácido; si notás que pierde acidez, agregá unas gotas de vinagre en el agua de riego una vez al mes.
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Durante el invierno, cubrí las raíces con hojas secas o paja para protegerlas del frío.
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No coseches los frutos apenas se pongan azules; esperá unos días más para que alcancen su punto máximo de dulzura.
Recompensa a largo plazo
Con los cuidados adecuados, tus plantas de arándanos pueden vivir entre 40 y 50 años, produciendo cada temporada frutas deliciosas, saludables y totalmente naturales.
Tener tus propios arándanos en casa no solo es posible, sino también una de las experiencias más gratificantes para quienes disfrutan de la jardinería y la alimentación saludable.
Con una simple maceta, un poco de paciencia y los cuidados correctos, podrás disfrutar de esta fruta increíble durante toda la vida.