Aunque su nombre haga pensar lo contrario, el acero inoxidable también puede oxidarse con el paso del tiempo.
La humedad, el contacto con agua, la exposición prolongada al sol y algunos productos químicos generan pequeñas corrosiones que arruinan su apariencia.
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Ollas, cubiertos, herramientas o piezas metálicas pueden tomar un tono marrón envejecido.
La buena noticia es que existe un remedio casero muy efectivo para devolverles el brillo y evitar que terminen en la basura.
Ingredientes
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2 cucharadas de maicena
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300 ml de vinagre blanco
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1 cucharada de aceite comestible
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Opcional: sal y jugo de limón para potenciar la limpieza
Preparación
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En un recipiente mezclá la maicena con el vinagre blanco hasta que se integren bien.
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Llevá la preparación al fuego y revolvé constantemente hasta lograr una consistencia espesa, similar a una papilla.
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Retirá del calor y agregá una cucharada de aceite de cocina. Mezclá bien hasta que todo quede uniforme.
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Dejá enfriar la mezcla: va a quedar como una especie de gelatina casera lista para usar.
Modo de uso
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Aplicá la pasta directamente sobre la parte oxidada del acero inoxidable.
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Dejá actuar durante toda la noche para que los ingredientes penetren y ablanden el óxido.
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A la mañana siguiente enjuagá con abundante agua y frotá con un cepillo o esponja.
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Secá bien la pieza con un paño para evitar que la humedad vuelva a generar corrosión.
Consejos:
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Si querés una acción más potente, sumale sal fina y jugo de limón a la mezcla. Ambos ingredientes funcionan como abrasivos naturales y eliminan manchas difíciles.
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El bicarbonato de sodio también es un gran aliado: podés espolvorearlo directamente sobre el metal antes de aplicar la pasta para obtener un efecto limpiador extra.
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Este preparado funciona en utensilios de cocina, herramientas y hasta en elementos decorativos de acero. Solo asegurate de secarlos bien al finalizar.
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Es recomendable repetir el procedimiento de forma periódica, especialmente en objetos que están en contacto constante con agua o humedad.
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Para prevenir nuevas manchas, evitá dejar piezas de acero mojadas y procurá guardarlas siempre secas.
Con esta solución casera y económica, podés rescatar objetos que parecían arruinados y devolverles el brillo sin esfuerzo.
Un truco simple, rápido y efectivo que demuestra que, muchas veces, la mejor limpieza está en los ingredientes que ya tenemos en casa.