Preparar queso fresco en casa es mucho más fácil de lo que parece, y lo mejor es que solo necesitás tres ingredientes básicos.
El resultado es un queso suave, cremoso y perfecto para usar en desayunos, meriendas o recetas saladas.

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Esta versión casera es una gran alternativa cuando querés disfrutar de un producto natural y sin conservantes.
Ingredientes
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2 litros de leche entera
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80 ml de jugo de limón (o la misma cantidad de vinagre blanco)
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1 cucharadita de sal
Preparación
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Colocá la leche en una olla grande y calentala a fuego medio, revolviendo cada tanto para evitar que se pegue en el fondo. La temperatura ideal es de unos 80–85 °C, o cuando veas que empieza a largar vapor y aparecen burbujitas en los bordes sin llegar a hervir.
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Retirá la olla del fuego y agregá el jugo de limón en forma gradual mientras revolvés suavemente. En pocos segundos la leche comenzará a cortarse, separándose la cuajada del suero amarillo. Continuá mezclando despacio para ayudar a que se forme bien la cuajada.
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Tapá la olla y dejá reposar durante 10 minutos para que el corte se termine de completar. Mientras tanto, prepará un colador grande colocando encima una tela fina, paño de cocina limpio o gasa.
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Verté el contenido de la olla sobre el colador con cuidado. El suero se irá escurriendo naturalmente y quedará la cuajada dentro de la tela. Si queda mucho líquido, dejalo reposar unos minutos hasta que se reduzca por completo.
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Añadí la cucharadita de sal a la cuajada y mezclá con suavidad para que se distribuya de forma pareja. Luego levantá las puntas de la tela y formá un paquete cerrado. Presioná con las manos para retirar el exceso de suero sin aplastar demasiado la textura.
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Una vez bien escurrido, transferí el queso aún envuelto a un molde o recipiente redondo para que tome una forma prolija. Presioná apenas para nivelar la superficie.
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Llevalo a la heladera durante al menos 1 hora para que termine de compactarse y sea más fácil desmoldarlo. Pasado ese tiempo, retiralo de la tela y colocalo en un plato. Ya está listo para consumirlo o guardarlo refrigerado.
Consejos:
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Usá leche entera, ya que la descremada no genera suficiente cuajada.
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Si querés un queso más firme, dejalo prensar dentro de la heladera con un peso encima durante algunas horas.
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Podés saborizar la cuajada antes de prensarla con perejil picado, ajo en polvo, ciboulette, ají molido o semillas.
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Si te queda suero, aprovechalo para panes, sopas, tortillas o batidos.
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Si preferís un sabor más neutro, reemplazá el limón por vinagre blanco suave.
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Para un queso más cremoso, agregá una cucharada de crema de leche a la cuajada antes de prensar.
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Guardalo en un recipiente hermético hasta 4 días para mantener su frescura.
Este queso casero es ideal para untar, cortar en cubos o usar en preparaciones rápidas.
Con muy pocos ingredientes podés tener un producto fresco, rico y hecho en casa para disfrutar en cualquier momento.