Decorar las ventanas en Navidad siempre suma un toque mágico y festivo a cualquier ambiente.
Y la mejor parte es que no necesitás materiales costosos ni productos especiales.
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Con solo dos ingredientes muy comunes, podés preparar una pintura casera que se adhiere perfectamente al vidrio, permite hacer diseños increíbles y se limpia en segundos sin dejar marcas.
Es ideal para decorar con chicos, preparar vidrieras o ambientar cualquier rincón de la casa.
Qué necesitás
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Pasta de dientes blanca
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Agua
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Recipiente pequeño para mezclar
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Pincel, brocha o esponja pequeña
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Cepillo de dientes viejo para el efecto salpicado
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Figuras de papel recortadas (copos, estrellas, pinos, renos, corazones, etc.)
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Trapo húmedo para limpiar
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Tijera y cinta adhesiva suave (opcional)
Paso a paso
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Colocá una o dos cucharadas de pasta de dientes en un recipiente pequeño. La pasta blanca es la mejor opción porque logra un efecto nieve muy prolijo y bien visible en el vidrio.
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Agregá agua de a poco, mezclando con una cuchara o pincel hasta obtener una consistencia cremosa, parecida a una pintura algo líquida. La mezcla tiene que deslizarse, pero sin quedar transparente.
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Si querés hacer figuras bien definidas, recortá plantillas de papel con los diseños que te gusten. Podés usar moldes de copos de nieve, estrellas, árboles, letras o cualquier silueta navideña.
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Humedecé levemente el reverso de las figuras con un pincel mojado en agua para que se adhieran al vidrio. Pegalas con cuidado para evitar arrugas o burbujas.
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Para un efecto de nieve fina, cargá un cepillo de dientes con la mezcla y, frotando las cerdas con el dedo hacia adelante, salpicá el vidrio. Las pequeñas gotas crearán un acabado muy realista, similar al rocío o a la nieve cayendo.
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Si preferís diseños más marcados, utilizá un pincel o brocha para delinear, rellenar siluetas o escribir frases navideñas. También podés usar esponjas para crear bordes suaves o zonas difuminadas.
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Dejá secar unos minutos. Una vez que la pintura esté firme, retirale las plantillas o figuras de papel. Vas a ver cómo queda el contorno limpio, nítido y perfectamente visible desde adentro y afuera.
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Repetí el proceso en otras ventanas si querés lograr un ambiente completamente decorado. La mezcla rinde bastante, así que podés preparar más cantidad si la superficie es grande.
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Cuando quieras retirar la decoración, simplemente pasá un trapo húmedo o una esponja mojada: la pintura se disuelve enseguida, dejando el vidrio brillante y sin residuos.
Tips y consejos:
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Si necesitás un blanco más intenso, agregá un poco más de pasta de dientes.
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Para tonos más suaves, sumá más agua hasta lograr el efecto deseado.
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Podés mezclar pasta con un toque de colorante vegetal si querés hacer detalles en tonos pastel.
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Para que las plantillas no se muevan, usá cinta adhesiva suave en los bordes.
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Probá la mezcla primero en una esquina pequeña para ajustar el espesor antes de pintar toda la ventana.
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El cepillo de dientes permite lograr efectos muy realistas: usalo cerca del vidrio para gotas pequeñas y más lejos para salpicados grandes.
Decorar ventanas con esta pintura casera es una actividad fácil, económica y súper creativa.
Además, podés renovarla todas las veces que quieras porque se limpia sin esfuerzo y no daña el vidrio.
Ideal para disfrutar en familia durante toda la temporada navideña.