Estas galletitas son una opción ideal para picar entre comidas o acompañar con un mate o un té.
Son livianas, crujientes y muy nutritivas gracias a la harina de avena y las semillas de chía, que aportan fibra y energía de larga duración.

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Ingredientes
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1 taza (125 g) de harina de avena
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3 cucharadas de semillas de chía hidratadas en ½ taza de agua (esperar 10-15 minutos)
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2 cucharadas de aceite de oliva
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½ cucharadita de sal
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½ cucharadita de orégano seco (opcional)
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1 o 2 cucharadas de agua adicional si hace falta para unir la masa
Preparación
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En un recipiente, colocá las semillas de chía con ½ taza de agua y dejalas reposar unos 10 a 15 minutos hasta que formen una especie de gel.
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En otro bol, mezclá la harina de avena, la sal y el orégano si querés darle un toque salado y aromático.
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Agregá el aceite de oliva y el gel de chía. Mezclá todo hasta que se integre bien.
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Si la masa está muy seca, añadí de a poco una o dos cucharadas de agua hasta que se forme una masa suave pero firme.
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Estirá la masa con un palo de amasar entre dos papeles manteca hasta dejarla de unos 3 a 5 mm de grosor.
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Cortá en cuadrados o rectángulos con un cuchillo o cortapasta y acomodalas en una placa para horno.
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Horneá en horno precalentado a 180 °C durante 15 a 20 minutos, o hasta que estén doradas y crocantes.
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Dejalas enfriar sobre una rejilla antes de guardarlas o servirlas.
Tips y consejos:
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Si querés una versión dulce, podés reemplazar la sal y el orégano por una cucharada de miel y una pizca de canela.
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También se pueden hacer sin aceite, usando puré de banana o manzana para dar humedad.
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Si no tenés harina de avena, podés procesar avena tradicional hasta que quede bien fina.
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Agregar semillas extra (girasol, lino o sésamo) le da más textura y valor nutricional.
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Guardalas en un frasco hermético: duran hasta 10 días y se mantienen bien crocantes.
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Si te gustan más crujientes, estiralas finitas y hornealas un par de minutos extra.
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Estas galletitas son ideales para acompañar dips salados como hummus o guacamole.
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Podés congelar la masa cruda y hornearla cuando quieras: se conserva hasta un mes.
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Si buscás un sabor más tostado, usá aceite de coco o de sésamo en lugar de oliva.
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Son una excelente opción para el desayuno o la merienda si querés evitar ultraprocesados.
Livianas, sabrosas y llenas de energía, estas galletas de chía son una forma simple y deliciosa de cuidar tu alimentación.