Si buscás una forma creativa y económica de entretener a los más chicos, esta receta de acuarelas caseras es ideal.
Se hace con ingredientes simples, es segura y permite explorar el arte desde el primer paso: ¡fabricando la pintura en casa!
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Qué necesitás
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4 cucharadas de bicarbonato de sodio
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4 cucharadas de maicena (fécula de maíz)
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2 cucharadas de vinagre blanco
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½ cucharada de miel de maíz (o miel común)
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Colorante vegetal rojo, azul y amarillo
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Recipientes pequeños (cubetera, tapitas o bandejitas plásticas)
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Cucharita para mezclar
Paso a paso
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En un bol mezclá el bicarbonato de sodio con el vinagre blanco. Hacelo de a poco, ya que va a hacer efervescencia. Revolvé con suavidad hasta que deje de burbujear.
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Sumá la maizena y la miel de maíz. Mezclá bien hasta que la preparación quede espesa pero fluida, similar a una masa de panqueques. Si notás que está muy seca, agregá un chorrito más de vinagre.
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Dividí la mezcla en los recipientes elegidos. Una cubetera funciona perfecto porque te permite hacer varios colores de forma ordenada.
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Agregá unas gotas de colorante vegetal a cada compartimiento. Usá una cucharita o un palillo para mezclar. Con los tres colores básicos podés crear muchos más:
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Rojo + azul = violeta
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Amarillo + azul = verde
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Rojo + amarillo = naranja
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Dejá secar al aire en un lugar seco y ventilado por 24 a 48 horas, hasta que las pastillas estén duras.
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Cuando estén listas, usalas como una acuarela tradicional: humedecé un pincel, frotá la pastilla y comenzá a pintar sobre papel.
Consejos:
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Guardá las acuarelas en un lugar fresco y seco para que duren más.
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Si querés colores más intensos, agregá más colorante en la mezcla antes de secar.
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Para lograr efectos perlados o metalizados, mezclá en la preparación un poco de polvo de sombra de ojos o purpurina fina.
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Esta actividad es ideal para chicos porque no solo pintan: también aprenden a preparar sus propias herramientas artísticas.
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Si usás miel común en lugar de miel de maíz, también funciona. Su función es darle elasticidad a la mezcla.
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Podés hacer esta misma receta en versión líquida si no querés esperar a que se seque: simplemente usá menos maizena y más vinagre.
Una propuesta divertida, educativa y económica para disfrutar en familia. ¡Ideal para tardes creativas sin pantallas!