Estos buñuelos crujientes, también conocidos en distintas regiones como tortas fritas finitas, sopaipillas delgadas o buñuelos planos, son una delicia simple y tradicional.
Se preparan con pocos ingredientes y quedan dorados, aireados y bien crocantes.

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Son perfectos para acompañar una merienda, disfrutar con mate o servir como un antojo dulce casero.
Ingredientes
Para la masa:
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2 tazas de harina de trigo
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2 cucharadas de manteca vegetal o manteca común
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1 huevo
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1/2 cucharadita de sal
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1 cucharadita de azúcar
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1/2 taza de agua tibia (aprox.)
Para freír y cubrir:
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Aceite suficiente para freír
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1 taza de azúcar
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1–2 cucharaditas de canela molida
Preparación
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Colocá la harina, el azúcar y la sal en un bol grande. Mezclá bien para distribuir los ingredientes secos de manera pareja antes de agregar los líquidos.
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Sumá el huevo y la manteca. Empezá a integrar con las manos hasta que la mezcla tenga una consistencia arenosa y los ingredientes comiencen a unirse.
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incorporá el agua tibia de a poco mientras amasás. Agregá solo lo necesario hasta obtener una masa suave, elástica y que no se pegue en las manos.
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Amasá durante 8 a 10 minutos, trabajando la masa hasta que quede lisa, homogénea y flexible.
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Cubrí la masa con un paño o film y dejala reposar durante 30 minutos. Este descanso ayuda a que sea más fácil estirarla y lograr buñuelos finitos.
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Dividí la masa en bolitas del tamaño de una nuez grande. Procurá que todas tengan un tamaño similar para que se cocinen de manera uniforme.
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Estirá cada bolita con un palo de amasar hasta que quede bien delgada. Cuanto más fina, más crujiente será el resultado.
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Calentá abundante aceite en una sartén a fuego medio-alto. Probá la temperatura con un trocito de masa: si burbujea rápido, está listo para freír.
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Freí cada buñuelo uno por uno, dándolos vuelta cuando se inflen y empiecen a dorarse. Cociná hasta obtener un color dorado parejo.
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Retiralos con una espumadera y colocalos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
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Mezclá el azúcar con la canela y espolvoreá los buñuelos todavía calientes para que el azúcar se adhiera bien.
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Dejalos enfriar unos minutos. Al reposar, se vuelven aún más crocantes y sabrosos.
Consejos:
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Para lograr un resultado más aireado, estirá la masa lo más fina posible sin que se rompa.
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Si querés una masa más tierna, reemplazá 2 cucharadas de agua por leche tibia.
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Podés agregar una cucharadita de alcohol o vinagre para ayudar a que los buñuelos se inflen mejor.
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Si preferís una versión salada, omití la canela y el azúcar y añadí un toque de orégano o queso rallado.
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No frías muchos a la vez: esto baja la temperatura del aceite y evita que se inflen.
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Conservarlos en un frasco hermético mantiene su textura crujiente por más tiempo.
Estos buñuelos crujientes son una opción deliciosa y fácil para cualquier momento del día.
Con una masa simple y un toque de azúcar y canela, se convierten en una merienda irresistible para compartir.