Si querés preparar algo rápido, económico y que guste a toda la familia, los buñuelos de verduras con queso son una excelente opción.
Son crocantes por fuera, tiernos por dentro, y tienen ese sabor casero que nos remonta a las comidas hechas con amor.
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Además, es una receta ideal para que los más chicos coman verduras sin quejarse.
Se pueden servir como entrada, acompañamiento o incluso como plato principal si los acompañás con una ensalada.
Ingredientes
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1 taza de verduras mixtas (zanahoria, zapallito, espinaca) bien picadas
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1/2 taza de queso rallado (puede ser mozzarella, queso fresco o cremoso)
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1/2 taza de harina común (0000)
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1 huevo
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1/2 cucharadita de polvo de hornear
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Sal y pimienta a gusto
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Aceite para freír
Preparación
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Lavá bien las verduras y picalas bien chiquitas. Si usás espinaca fresca, podés pasarla primero por agua hirviendo unos segundos y después picarla. La zanahoria podés rallarla gruesa. El zapallito es mejor rallarlo y escurrirlo bien para que no largue agua en la mezcla.
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En un bowl grande, mezclá todas las verduras con el queso rallado. Elegí un queso que derrita bien para que se integren los sabores, pero que no sea demasiado húmedo.
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Sumá el huevo, la harina y el polvo de hornear. Condimentá con sal y pimienta. Mezclá bien hasta obtener una preparación espesa, parecida a una pasta. Si está muy líquida, podés agregar un poco más de harina.
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Calentá una buena cantidad de aceite en una sartén. Cuando esté caliente (pero sin que humee), agregá cucharadas de la mezcla, dándoles forma de buñuelo. No pongas demasiados juntos para que se cocinen parejo.
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Freí de ambos lados durante 3 a 4 minutos, hasta que estén dorados. Retiralos con espumadera y dejalos sobre papel absorbente para quitar el exceso de aceite.
Consejos:
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Si querés que los buñuelos salgan más livianos, podés usar harina leudante en vez de común más polvo de hornear.
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También podés cocinarlos al horno en una placa aceitada, a 200 °C durante 20 minutos, dándolos vuelta a la mitad de cocción.
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Se pueden preparar con otras verduras como choclo, cebolla, puerro o brócoli picado.
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El queso puede ser el que tengas en casa: port salut, cremoso, pategrás o una mezcla de varios.
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Para un sabor más intenso, agregale un toque de ajo picado o nuez moscada a la mezcla.
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Si te sobran, podés guardarlos en la heladera y recalentarlos al horno para que vuelvan a quedar crocantes.
Estos buñuelos son ideales para compartir, llevar en viandas o simplemente disfrutar en familia.
¡Una receta que siempre viene bien tener a mano!