Si querés sumar más verduras a tu alimentación de una forma rica y diferente, estas albóndigas de brócoli con queso son una opción ideal.
Son fáciles de preparar, quedan tiernas por dentro, doradas por fuera y son perfectas para acompañar cualquier comida o servir como picada saludable.
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Ingredientes
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2 tazas de brócoli cocido al vapor
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1/2 taza de queso mozzarella rallado
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1/2 taza de harina de avena o pan integral rallado
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1 huevo
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1/4 taza de cebolla picada en cubos chicos
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1 diente de ajo picado o machacado
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Sal y pimienta a gusto
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Opcional: orégano o pimentón dulce a gusto
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Aceite de oliva (solo para pincelar o freír)
Preparación
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Cociná el brócoli al vapor durante 6 o 7 minutos, hasta que esté tierno pero no pasado. Escurrilo bien para que no quede con exceso de agua.
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Pisá el brócoli con un tenedor hasta obtener una textura más bien desmenuzada, pero no completamente hecha puré.
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En un bol grande, mezclá el brócoli con la mozzarella rallada, la harina de avena o pan rallado, la cebolla y el ajo. Agregá el huevo y condimentá con sal, pimienta y, si querés, un poco de orégano o pimentón para darle más sabor.
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Mezclá bien con una cuchara o con las manos limpias hasta formar una masa firme que se pueda moldear.
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Tomá pequeñas porciones de la mezcla y formá bolitas del tamaño de una nuez.
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Elegí el método de cocción:
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Al horno: precalentá a 200 °C. Colocá las albóndigas en una bandeja con papel manteca, pincelalas con un poco de aceite y horneá entre 20 y 25 minutos, girándolas a la mitad para que se doren de forma pareja.
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En sartén: calentá un chorrito de aceite de oliva en una sartén antiadherente a fuego medio. Cociná las albóndigas de 10 a 12 minutos, girándolas para que queden doradas por todos lados.
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Consejos:
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Para que las albóndigas no se desarmen, es importante escurrir bien el brócoli antes de armar la mezcla. Si queda demasiado húmedo, podés agregar un poco más de pan rallado o harina de avena.
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Si querés una versión más crujiente, rebozalas por pan rallado extra antes de cocinarlas.
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Son perfectas para acompañar con una salsa de yogur con limón, guacamole casero o incluso una salsa de tomate suave.
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Se pueden congelar antes de la cocción: solo ponelas en una bandeja separadas entre sí y, una vez congeladas, guardalas en bolsas herméticas para tener listas en cualquier momento.
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Si querés sumar más sabor, podés agregar queso parmesano rallado junto con la mozzarella.
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Estas albóndigas también quedan muy bien en un sándwich o dentro de un wrap con vegetales frescos.
Con esta receta vas a lograr un plato versátil, saludable y muy sabroso, ideal para que todos en casa coman más verduras sin darse cuenta.