Un plato simple, sabroso y reconfortante, ideal para una comida liviana pero completa.
Los huevos se sirven cubiertos con una salsa cremosa a base de manteca, mostaza y leche, que le da un sabor suave con un toque ligeramente picante.

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Es una receta tradicional del centro de Europa, pero muy fácil de adaptar con ingredientes que todos tenemos en casa.
Ingredientes
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6 huevos
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40 g de manteca
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1 cucharada colmada de harina
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300 ml de leche
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1 cucharadita de mostaza común o de Dijon (podés ajustar según el gusto)
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1 cucharadita de mostaza en grano (opcional, para dar textura)
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1 pizca de cúrcuma o curry suave (opcional, para dar color)
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Sal y pimienta a gusto
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Perejil fresco o ciboulette picado, para decorar
Para acompañar (opcional):
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Papas hervidas, puré o arroz blanco
Preparación
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Cocinar los huevos: colocá los huevos en una olla con agua fría. Llevá a hervor y cociná 8 a 9 minutos desde que empieza a hervir para que queden duros pero con la yema tierna. Enfriá con agua fría, pelá y cortá a la mitad. Reservá.
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Preparar la salsa base: en una cacerola, derretí la manteca a fuego medio. Agregá la harina y mezclá con batidor de mano hasta formar una pasta (roux). Cociná un minuto para quitar el sabor a harina.
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Agregar la leche: incorporá la leche poco a poco, sin dejar de batir, hasta obtener una salsa espesa y homogénea (similar a una bechamel).
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Condimentar: agregá la mostaza, la cúrcuma (si usás) y una pizca de sal y pimienta. Probá y ajustá los condimentos según tu gusto. Si querés una salsa más intensa, podés sumar una cucharadita extra de mostaza.
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Integrar los huevos: colocá los huevos en la salsa caliente y dejá reposar a fuego bajo 2 o 3 minutos para que se calienten sin romperse.
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Serví los huevos cubiertos con la salsa, espolvoreados con perejil o ciboulette picado.
Tips y consejos:
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Si la salsa queda muy espesa, podés aflojarla con un chorrito de leche o caldo.
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Para un sabor más suave, mezclá mitad mostaza y mitad crema de leche en la salsa.
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También se puede usar leche y una cucharada de queso crema, que le da un toque extra de cremosidad.
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Acompañá con papas hervidas, puré o pan casero para aprovechar la salsa.
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Si querés una versión más gourmet, agregá un toque de vino blanco al roux antes de añadir la leche.
Suaves, cremosos y con ese perfume clásico de mostaza, estos huevos son una comida sencilla que se prepara en minutos y se disfruta como si fuera un plato de restaurante casero.