Tiernas, húmedas y con un sabor que recuerda a las galletitas caseras de antes, estas barras combinan una base esponjosa de manteca de maní con un glaseado suave y dulce.
Son ideales para acompañar un café o darse un gusto dulce después de comer.

Te recomendamos: Cada vez que hago estas galletas, la casa se vuelve loca
Ingredientes
Para la base:
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120 g de manteca blanda
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150 g de azúcar
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120 g de azúcar rubia
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2 huevos
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1 cucharadita de esencia de vainilla
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250 g de harina común (0000)
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1 cucharadita de bicarbonato de sodio
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1 pizca de sal
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200 g de manteca de maní (suave o cremosa, no crocante)
Para el glaseado:
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60 g de manteca
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3 cucharadas bien colmadas de manteca de maní
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200 g de azúcar impalpable
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2 a 3 cucharadas de leche (puede ser común o descremada)
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1 cucharadita de esencia de vainilla
Preparación
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Precalentá el horno a 180 °C y enmantecá una fuente rectangular (aprox. 25×30 cm).
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En un bol grande, batí la manteca con los dos tipos de azúcar hasta obtener una crema suave.
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Agregá los huevos de a uno y la esencia de vainilla. Mezclá bien.
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Sumá la manteca de maní y batí hasta que quede todo bien integrado.
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Incorporá la harina, el bicarbonato y la sal. Mezclá con una espátula o cuchara de madera hasta lograr una masa espesa y algo pegajosa.
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Distribuí la mezcla en la fuente y alisala con una espátula.
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Horneá durante 20 a 25 minutos, o hasta que los bordes estén dorados y el centro apenas firme (no la seques demasiado, así queda húmeda).
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Dejá enfriar unos 10 minutos antes de cubrir con el glaseado.
Para el glaseado:
9. En una ollita a fuego bajo, derretí la manteca con la manteca de maní, revolviendo hasta integrar.
10. Retirá del fuego y agregá la vainilla.
11. Incorporá el azúcar impalpable de a poco, alternando con la leche, hasta obtener una crema espesa pero untable.
12. Verté el glaseado sobre la base tibia y esparcí con una espátula o cuchillo.
13. Dejá enfriar completamente antes de cortar en cuadrados o rectángulos.
Consejos:
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Si querés un toque más argentino, podés reemplazar una parte de la manteca de maní por dulce de leche (queda más suave y dulce).
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No cocines de más la base: el secreto está en que quede húmeda al centro.
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Si la manteca de maní es muy espesa, podés aflojarla con una cucharada de leche antes de agregarla a la masa.
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Para conservarlas, guardalas en un recipiente hermético a temperatura ambiente por hasta 3 días o en heladera hasta una semana.
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También se pueden freezar envueltas en film: al descongelarlas mantienen perfectamente su textura.
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Si te gusta un contraste más intenso, espolvoreá apenas con sal fina encima del glaseado antes de que se seque.
Estas barras combinan lo mejor de una galletita casera con la suavidad del caramelo y la manteca de maní.
Un clásico que enamora desde el primer bocado y que, una vez que lo probás, seguro vas a repetir.