Si te gusta crear manualidades o decorar tus espacios con arte hecho a mano, los cuadros texturizados son una opción ideal.
Con la pasta de papel, podés lograr relieves únicos y diseños personalizados sin necesidad de materiales costosos.
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Esta técnica combina sencillez y creatividad, permitiéndote transformar simples hojas de papel en verdaderas obras decorativas.
Materiales
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Papel higiénico o servilletas sin tinta
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Un recipiente con agua
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Pegamento blanco (cola vinílica o escolar fuerte)
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Pintura acrílica en los tonos que prefieras
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Recipientes o vasos desechables
Paso a paso
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Prepará el papel
Rasgá el papel higiénico en trozos pequeños y colocá los pedacitos dentro de un recipiente con agua. Dejá reposar unos minutos hasta que se ablande completamente. -
Formá la pasta
Con tus manos o una cuchara, deshacé el papel dentro del agua hasta que obtengas una mezcla espesa y uniforme. -
Escurrí el exceso de agua
Tomá un puñado de la mezcla y exprimilo bien con la mano o usá un colador para retirar la mayor cantidad de líquido posible. Debe quedar húmeda pero no chorreando. -
Dividí y coloreá la pasta
Separá la masa en varios recipientes, dependiendo de cuántos colores quieras usar. Añadí una cucharada de pegamento blanco por cada taza de pasta y la pintura acrílica del color elegido. Mezclá hasta integrar por completo. -
Aplicá sobre el lienzo
Tené listo el soporte donde vas a trabajar (cartón grueso, bastidor o lienzo). Dibujá previamente el diseño con lápiz. Con los dedos o una espátula pequeña, colocá la pasta sobre el dibujo, rellenando las áreas sin dejar huecos. -
Dejá secar completamente
Una vez terminado, dejá secar el cuadro en un lugar ventilado durante al menos 24 a 48 horas, dependiendo del grosor de la capa.
Consejos útiles
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Si no vas a usar la pasta enseguida, guardala en un recipiente hermético dentro de la heladera para mantener la humedad.
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Podés usar pinceles, pinzas o espátulas para lograr diferentes texturas.
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Una vez seca, podés aplicar una capa de barniz transparente para proteger el cuadro y resaltar los colores.
Crear cuadros texturizados con pasta de papel es una forma económica y entretenida de darle personalidad a tus paredes.
Además, es un proyecto ideal para hacer con chicos o para regalar algo hecho totalmente a mano.