Nada más práctico que cortar unas hojas frescas y perfumar al instante una salsa, una focaccia o un pesto.
Con macetas y un buen sustrato podés armar un mini jardín italiano en la cocina, balcón o ventana.

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Acá va una guía simple y efectiva para que te dure todo el año.
Qué necesitás
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Macetas de 20–30 cm de diámetro con agujeros (terracota o plástico grueso).
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Platos o bandejas con piedritas para elevar y evitar encharcar.
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Sustrato aireado: 40% compost, 40% turba o fibra de coco, 20% perlita/arena (pH cercano a 6–7).
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Plantines o semillas de albahaca genovesa, romero, salvia, orégano, tomillo, perejil liso y menta.
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Grava/arlita para drenaje.
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Regadera con pico fino o pulverizador.
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Opcional: jabón potásico y aceite de neem para control ecológico de plagas.
Paso a paso
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Prepará el drenaje. Colocá una capa fina de grava o arlita en el fondo de cada maceta y rellená con el sustrato aireado sin compactar.
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Elegí la exposición. Las aromáticas mediterráneas (albahaca, romero, salvia, orégano, tomillo y perejil) piden 5–6 horas de sol directo. La menta va mejor en media sombra y maceta propia (se expande mucho).
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Trasplante correcto. Si usás plantines, desarmá apenas el pan de raíces, ubicá a la misma profundidad y presioná suave alrededor. Si sembrás, cubrí apenas las semillas y mantené humedad constante hasta que asomen.
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Primer riego. Regá despacio hasta que escurra por debajo. Tir á el excedente del plato; no dejes agua estancada.
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Riego de mantenimiento. Meté un dedo en el sustrato: si los primeros 2–3 cm están secos, regá. Albahaca y perejil agradecen más frecuencia; romero y tomillo prefieren secar entre riegos.
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Poda y pinzado. En la albahaca, cortá siempre por encima de un nudo para que se bifurque. En romero y salvia, despuntá suave para mantener forma y estimular brotes. Sacá flores de albahaca si querés prolongar hojas tiernas.
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Fertilización liviana. Cada 20–30 días, regá con té de compost o agregá una cucharadita de abono orgánico granulado. Mejor poco y seguido que mucho de golpe.
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Asociaciones inteligentes. Podés compartir maceta entre orégano + tomillo o perejil + albahaca (riegos similares). Menta siempre aparte.
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Cosecha sin dañar. Cortá ramitas completas por la mañana, dejando hojas suficientes para que la planta siga fotosintetizando. Evitá pelar desde el centro.
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Invierno y protección. Ante frío intenso, entrá las macetas a un ambiente luminoso y fresco, lejos de estufas. Revisá corrientes de aire en ventanas.
Tips y consejos:
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Terracota vs plástico: la terracota respira y ayuda a evitar excesos de agua; el plástico retiene humedad (útil en verano ventoso).
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Agua, mejor no calcárea: si tu agua es muy dura, dejala reposar en una jarra 24 h antes de regar.
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Plagas comunes: pulgón y cochinilla. Solución suave: pulverizá jabón potásico al atardecer y repetí a las 48 h; sumá neem una vez por semana si persiste.
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Problemas típicos: hojas amarillas = exceso de agua o falta de sol; hojas mustias con manchas oscuras = riego nocturno y poca ventilación. Ajustá rutina.
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Maceta “pesto-ready”: albahaca genovesa + perejil liso + un toque de orégano; rinde para cosechas chicas continuas.
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Romero para focaccia: mantené la planta compacta con podas mensuales; las puntas tiernas perfuman mejor que ramas leñosas.
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Secado casero: atá pequeños ramos y colgalos boca abajo en lugar ventilado y sombreado; guardá en frascos opacos.
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Renovación anual: albahaca y perejil se agotan; resiembrá en primavera. Romero, salvia, tomillo y orégano son perennes si los mantenés.
Con poco espacio y una ventana luminosa, podés tener sabores italianos frescos al alcance de la mano.
Cosechás, cocinás y la maceta se recupera: un ciclo simple que transforma tu cocina en un mini jardín aromático todo el año.