Tener el horno sucio no solo afecta el sabor de tus comidas, sino que también puede ser un riesgo para la salud.
Restos de grasa quemada, humo y olores desagradables pueden contaminar los alimentos y generar sustancias irritantes.
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Por suerte, no hace falta usar productos químicos ni pasar horas frotando: existe un truco inspirado en un antiguo método japonés que permite limpiar el horno en minutos, usando ingredientes que ya tenés en casa.
El paso previo: limpieza básica y seguridad
Antes de empezar, desenchufá el horno y asegurate de que esté completamente frío.
Retirá las rejillas, bandejas y todo lo que haya en el interior.
Si podés desmontar la puerta del horno (muchos modelos lo permiten), mejor: te va a facilitar el acceso a las zonas más complicadas.
Limpiar con el horno vacío y despejado es el primer paso para que el truco funcione de verdad.
Método japonés a vapor: vinagre y agua caliente
En Japón, el uso del vapor combinado con ingredientes naturales es una técnica milenaria para desinfectar y eliminar suciedad difícil.
Llená una cacerola con agua y llevá a hervor. Apagá el fuego y agregá una taza de vinagre blanco.
Mientras tanto, precalentá el horno a 160 °C. Una vez alcanzada esa temperatura, apagalo, colocá la cacerola con la mezcla dentro y cerrá la puerta.
El vapor va a actuar durante al menos tres horas, ablandando la grasa y dejando todo listo para una limpieza rápida.
Mezcla de bicarbonato, limón y vinagre
Después del tratamiento a vapor, prepará una pasta casera mezclando 170 g de bicarbonato de sodio, tres cucharadas de agua tibia y el jugo de medio limón.
Aplicá esta pasta con una esponja sobre las superficies del horno, en especial donde haya grasa pegada o manchas negras. Dejá actuar 15 minutos.
Luego, rociá un poco de vinagre con un pulverizador sobre las zonas donde aplicaste la pasta.
Se va a generar una efervescencia que ayuda a despegar la suciedad.
Pasá una esponja húmeda para arrastrar los restos y enjuagá con agua caliente.
El resultado es inmediato: superficies limpias, sin olores y sin residuos químicos.
Limpieza de parrillas y puerta del horno
Colocá las rejillas en la bacha o en una palangana grande con agua bien caliente.
Espolvoreá bicarbonato por encima y luego rociá vinagre blanco. Dejá que actúe por lo menos una hora.
Si están muy sucias, podés dejarlas en remojo toda la noche. Al día siguiente, enjuagá bien y secá con un trapo.
Para la puerta y las juntas, usá la misma pasta de bicarbonato y limón.
Aplicá con un cepillo suave y enjuagá con un trapo húmedo. Las juntas suelen acumular grasa, así que prestales especial atención.
Truco extra: limón con levadura
Una combinación menos conocida pero muy eficaz es la de jugo de limón con una cucharadita de levadura seca.
Hacés una pasta espesa y la aplicás en las zonas más incrustadas. Dejás actuar 30 minutos y luego enjuagás.
Esta mezcla es desinfectante, desengrasante y además deja un aroma agradable.
Consejo final:
Si usás el horno con frecuencia, lo ideal es hacer una limpieza profunda una vez por semana.
Así evitás que se acumulen residuos difíciles de sacar.
Usá guantes gruesos para proteger tus manos y hacé movimientos de limpieza siempre de adentro hacia afuera.
Con constancia y estos métodos naturales, tu horno va a estar impecable, libre de químicos y siempre listo para cocinar.